la neurosis de ser yo

miércoles, marzo 09, 2005

Sobre la caballerosidad

Cuando era chica deseaba con fervor haber nacido con un pedacito más de carne entre las piernas. Pero en ese entonces no sabía nada de Freud y la envidia al pene y esas cosas. Sólo era una nena criada entre primos varones que asistía a un colegio de monjas de educación represiva y me enfurecía por no poder corretear como una salvaje porque "eso no lo hacen las niñas". Y fui una adolescente brava y bastante poco femenina. Si me iban a tener en cuenta tenía que ser por mi "persona" y no por mis tetas. Y viví desdeñando barbies acicaladas concurrentes a partidos de polo (todo un símbolo de mi pueblo natal). Y en la gran ciudad seguí siendo esa pueblerina aguerrida que demandaba igualdad de trato y que eligió una profesión poblada de hombres porque sentía que no había diferencia alguna en cuanto a lo que un hombre y una mujer pueden hacer con sus cabezas. El pero de esta historia llega cuando me fui acercando a los 30 y me descubrí disfrutando que un hombre me abriera la puerta del auto. Y ya no me molestaba que un tipo me mirara las tetas. Entendí, por fin, que nada de eso disminuía mi valor como persona. Y encontré la razón de todo esto en el delicado equilibrio dado por nuestra naturaleza de género. En el juego de seducción (para mí todo intercambio entre un hombre y una mujer está impregnado de seducción) uno tiene que seducir y el otro tiene que dejarse seducir. Nunca ambos roles pueden ser activos o pasivos simultáneamente porque la magia del juego entonces no se lleva a cabo. Por eso reclamo la "caballerosidad" por parte del hombre. No es que yo no pueda abrir la puerta del auto. El juego está (para las mujeres autosuficientes que el modelo imperante nos obliga a ser) en "dejar que el otro la abra por nosotras". Ceder en nuestra neurosis de poder con todo, arraigada costumbre de las mujeres, tan masculinizadas por nuestra educación modernista. Revalorizo lo femenino, que no es apología de machismo o sinónimo de debilidad. O como me dijo alguien alguna vez: "tu mayor fortaleza es tu fragilidad".

No hay comentarios.:

Acerca de mí

Buenos Aires, Argentina
esmalterojofurioso@gmail.com